domingo, 23 de diciembre de 2012


Bueno chicas, no quiero dejar pasar el año sin desearos una Feliz Navidad, y un Prospero Año Nuevo.
Besos
Soc.

P.D Si, ya sé que es cutre, pero es lo que hay, y menos mal que lo guardo de los tres últimos Años.
 

sábado, 10 de noviembre de 2012

HABITACION 2208 por Paco01


Dos semana de viaje de trabajo por toda Europa visitando todas y cada una de las delegaciones de la empresa empezaba a hacer mella en mi estado de ánimo.
Cuando me ofrecieron el puesto de responsable de calidad y el proyecto de auditar las delegaciones en Europa me pareció providencial, mas aun teniendo en cuenta que acababa de precintar mi segundo matrimonio. Pero después de dos años de proyecto y viajes intermitentes de larga duración todo empezaba a cambiar de color.
Había centrado mi vida en torno, a una cada vez más obsesiva atención de mi cuidado personal, que reconozco me situaba casi al límite de la vigorexia: gimnasio intensivo y diario, rigurosa dieta, depilación, ropa a medida, trabajar y trabajar, de aeropuerto en aeropuerto de oficina en oficina y de hotel en hotel, que convertía mi vida en una espiral que me sumía mas y mas en un aislamiento social preocupante.
Aquella tarde en de noviembre en Oslo, era como cualquier tarde de invierno en cualquier otra ciudad el norte de Europa. A las 17:00 las calles estaban desiertas, sometidas por el tácito toque de queda que imponían de unos agradables 15º bajo cero.
Después de la sesión de gym y una reconstituyente ducha en mi habitación, me deje caer desnudo sobre la cama y con la mirada fija en el techo y caí en la cuenta de que en los dos últimos años apenas había follado en un par de ocasiones. Fue entonces cuando la idea empezó a rondar en mi cabeza. No era precisamente a lo que estaba acostumbrado, incluso me daba cierto reparo, ¡pero qué cojones! ¿a quién tenía que dar ningún tipo de explicación? Además me merecía un respiro!. Cogí el periódico local que había en la habitación y busque la consabida sección de contacto. Después de leer varios anuncios repetitivos, me decidí por uno al azar...
Una señorita con voz sensual contesto inmediatamente al teléfono:
-God ettermiddag, kan jeg hjelpe?
El Radison Blue esta situado en el centro de Oslo, 37 plantas de acero y cristal que cubrían todas mis necesidades cuando visitaba la sede en Noruega. Linda, así es como me habían dicho en la agencia que se llamaba la señorita de compañía que me enviaban, llegaría en 30 minutos y el taxi corría de mi cuenta. Una mezcla de actitud depresiva y rebeldía, paliaba mi cargo de conciencia por el hecho de pagar por sexo, algo que no había hecho nunca antes y diluyo cualquier ánimo de arreglarme, por lo que decidí esperar en bóxer a mi cita… tampoco creía que se fuera a asustar!
Apoyado en el cristal del gran ventanal de mi habitación vi como un taxi paraba en la entrada del hotel y bajaba una chica de media estatura, media melena morena y abrigo blanco, debía de ser ella. Había insistido a la señorita de la agencia en lo importante de la discreción, nunca me había gustado llamar la atención ni siquiera a 3.000 km de casa.
Los minutos se hicieron horas, no entendía porque tardaba tanto en subir… quizás no era ella? El corazón me palpitaba a mil por hora… que la digo? 
De repente me di cuenta de que no sabía como reaccionar ante la situación que estaba a punto de ocurrir… no tenía ningún máster que me preparase para algo así. Por mi cabeza pasaban mil preguntas y no contestaba a ninguna de ellas, estaba ridículamente nervioso, me sentía como un crio ante su primera cita y entonces el pomo de la puerta giro y sin pensarlo ni un instante abrí la puerta.
Era espectacular, su melena caía sobre sus hombros, maquillada pero no llamativa, su perfume era dulce pero discreto, sus ojos verdes contrastaban en su piel blanca y el fondo negro del su pelo, su escote a pesar de ser discreto dejaba adivinar unos pecho grandes y firmes, una falda de tubo por encima de las rodillas marcaba un contorno perfecto… durante unos segundos los dos nos miramos sin decir nada, no era la reacción que esperaba para esa situación, su mirada se congelo sobre mi cuerpo seria y concentrada y me pareció que hasta con una pincelada de sorpresa quizás por estar desnudo. Tendí mi mano ella la cogió y la arrastre al interior de la habitación sin decir ni una sola palabra, cerré la puerta tras ella y aun de pie en el pasillo la besé muy despacio, note como su cuerpo se estremeció o al menos eso quise pensar, hundí mi cara en su cuello y comencé a morderlo muy despacio, ella echo la cabeza hacia un lado cerró los ojos y exhalo un gemido de placer, mis manos comenzaron a recorrer el contorno de su pecho, su espalda y muy despacio llegaron a su trasero firme. Sin dejar de besarla y al tiempo que bajaba por su pecho, comencé a soltar su falda que cayó como un telón sobre la moqueta. 
Uuuuffff!! un culote de encaje negro dibujaba su sexo y un liguero marcaba la frontera  entres sus piernas y el principio de sus ingles, me dejé caer acariciando su contorno y milimetrado su cuerpo con mi lengua -vamos a la ducha- me cogió de la mano y me guio por la habitación como si fuera la suya.
El vapor, el jabón sobre su piel y el sonido del agua al caer por su cuerpo me llevaron al límite de mi resistencia. Sus pecho llenaban mis manos mientras los acariciaba desde atrás, su espalda arqueada me ofrecía su culo generoso y su cabeza buscaba mi boca. Mis manos exploraban su sexo y lo masajeaban despacio pero sin parar, su clítoris que a esas alturas ya estaba hinchado de deseo, el flujo que manaba de su rajita junto con sus labios me invitaban a penetrarla. El baile de su nalga mezcla de lujuria y desesperación por encontrar mi sexo minó mi resistencia y la penetré lenta pero implacablemente… Mi polla lleno su cavidad en la primera envestida, por un instante me quede inmóvil presionando con todas mis fuerzas intentando buscar el final de su agujero. Un gemido sordo se alzo sobre el rugido del agua de la ducha y fue el preludio de un movimiento rítmico de su cadera que la obligaba a golpear contra mis pubis, sus manos apoyadas en el mármol de la ducha servían de palanca a su empuje, yo agarraba con fuerza de su melena y con la otra mano separaba sus nalgas para facilitar mis envites… una de sus manos comenzó a masturbar su clítoris buscando el orgasmo y aumente la fuerza y el ritmo de la cabalgada note la palpitación de sus paredes húmedas y la contracción de su sexo… -me corroooo, siiiii me corroooooo o dios mio dame maaaaas, dame dameeee- y el ritmo de sus manos aumento en su coño –aaaahhhhhh- y me regalaba una lubricación extra que me animaba a empujar más y más adentro... no pude más… mi mente se centro en el extremo de mi rabo y en como un chorro de mi esencia estaba a punto de inundar su cuerpo... en un movimiento rápido me saco de ella, se giro al tiempo que se arrodillaba delante de mi recogió y recogió con su boca desde la primera a la última gota de mi leche.
Cuando había terminado de inyectar toda mi esencia, ella continuo chupando muy despacio la punta de mi glande… la demanda de más de lo que ya no tenía me provocaba un dolor agudo y placentero…
Salí del baño manteniendo el equilibrio a duras penas y pensando que era dinero mejor gastado en toda mi vida. Busqué mi cartera saqué unos billetes y lo dejé sobre la mesa junto a su bolso… llegué hasta la cama y me tumbé desnudo boca abajo.
Un momento después escuche como Linda salía de baño se acercaba a la cama y me besaba en el culo después de darme un cachete… -adiós, hasta otra!- y la puerta se cerró.
Mi cuerpo de dejaba mecer por las manos de Morfeo, cuando unos golpes en la puerta me devolvieron a la conciencia –¿quién cojones es ahora?- De camino al la puerta cogí un albornoz y me lo puse de cualquier manera, debía de haber olvidado algo!.
Abrí la puerta y delante de ella había una “señorita”, rubia de bote, con una miniminifalda, un top muy top y con más pintura que El Prado! me saludaba con la mano mientras masticaba con la boca abierta un chicle… El mundo se detuvo de repente, me vi en 360º de pie en la puerta, mi cabeza intentaba encajar las piezas… que cojones…? Mire la mesa y de repente todo tomó forma, el dinero seguía allí, junto a él había una nota; “!nunca confundirse de habitación resulto tan excitante!”

martes, 6 de noviembre de 2012

HACERTE EL AMOR por EL CUERDAS


Si alguna vez te he dicho algo, que después has repetido,
haciendo que mis frases salieran de tu boca,
ya te he besado sin necesidad de tocar tus labios.
Si alguna vez te he dicho algo,
que ha echo recorrer un escalofrío por tu espalda,
que te ha erizado la piel,
ya te he abrazado sin tocar tu ser. 


Si alguna vez te he dicho algo,
capaz de remover tu conciencia,
que te ha echo pensar y darle vueltas a la cabeza, 
ya he estado dentro de ti sin necesidad de penetrarte.

Y si han ocurrido estas tres cosas,
recapacita y entenderás,
que ya te he hecho el amor sin necesidad de desnudarte. 


EL CUERDAS


Quien nos iba a decir, hace años, cuando nos conocimos, que aquellas primeras palabras que te escribí, y que nos acercaron, iban a ser la pauta que marcara nuestra relación.



¿Qué por qué quiero conocerte?
Quiero saber que soy lo que soy por mi misma y no por la sociedad que me ha educado.
Siempre he pensado que todos somos iguales, que no debemos rechazar a la gente por que sean diferentes a nosotros. He catalogado a la gente por sus sentimientos, por mis sentimientos y por el color de su corazón. He intentado poner mi granito de arena para crear un mundo en el que todos seamos iguales, ahora tengo una razón más para hacerlo.
No, no quiero sentir lo que tú sientes, ni pensar lo que tú piensas, ni creer en lo que tú crees, amar como amas o sentir el sexo como tú lo sientes. Solo quiero saber qué sientes y qué te hace sentir.
Darme cuenta de que no soy única, mis amigos no son únicos, mi país, mis creencias, mi cultura no son las únicas.
Mis pensamientos, mis sentimientos, mis ideas, mi música, mi literatura…mis problemas.
No, no te quiero JUZGAR, solo quiero conocerte.
Quiero APRENDER de cada uno de los seres de este mundo, quiero vivir, quiero gente que me inspire y me haga sentir.
Te quiero a TI, estás preparad@ para esta aventura?

Esas palabras que nos acercaron, cada día son más reales entre nosotros. 
He conocido grandes personas en este mundo, tengo la suerte de tener muchos amigos en el, pero nadie como tu hace real ese pensamiento. Nadie que esté mas alejado en mi forma de ser, de pensar y de sentir este mundo, está más cerca de mi corazón.
Eres mi maestro, mi amigo incondicional. Esa persona que aparece, aún sin que le diga que le necesito. El único al que no puedo engañar y, a pesar de tantas veces que te lo he dicho, hoy quiero hacerlo de nuevo.

Gracias.
Te quiero.




SER LIBERAL, por EL CUERDAS



Cuando sepas regar una flor que esta libre en el campo y no porque pertenezca a tu jardín,


cuando sepas amar sin necesidad de poseer, 



cuando seas feliz compartiendo o cuando ves que es feliz con otros, 



cuando te sepas apartar para ver a la otra persona disfrutar ,



cuando siempre seas un apoyo y nunca un impedimento ,



cuando entiendas que esta contigo libremente al igual que con los demás, 



cuando quieras compartir sus penas al igual que sus alegrías ,



cuando entiendas que en ocasiones desee estar con otros más que contigo pero que a ti no te olvida,



cuando seas capaz todo esto serás liberal.



EL CUERDAS


Hay gente para la que la sabiduría se resume en los diplomas colgados en la pared; para mi, la sabiduría es mucho más. 
La sabiduría es lo que tu me demuestras tener día a día, con escritos como este, que se no son solo palabras, sino una manera de vivir y sentir.
Utópica

jueves, 1 de noviembre de 2012

FELIZ ANIVERSARIO

Aquel otoño estaba siendo especialmente lluvioso y frio. Después de más de una década de matrimonio y dos hijas, habíamos tomado por costumbre dedicarnos un fin semana al año solo y exclusivamente para nosotros. Un hotel remoto, una habitación acogedora, un buen restaurante, un ambiente tranquilo y un poco de mariguana era todo lo que necesitábamos para recargar las pilas para el resto del año.
Con un par de meses de antelación comenzamos a preparar reservas, solicitar vacaciones, baby syter y los pequeños detalles. A pesar de pecar de poco originales un año más, repetimos hotel. Era el lugar perfecto, una casita en mitad de la nada, apenas una docena de habitaciones, una cocina fantástica y un buen surtido de vinos, chimeneas y un ambiente muy tranquilo. Cada suite fuese radicalmente distinta, decoradas en ambientes distintos... japonesa con una cama tradicional y jacuzzi, nórdica con alfombras de piel de animal y sauna... cada año elegíamos una suite distinta y era como estar en un hotel distinto cada vez.
Después de dejar el atasco del viernes y hora y media de camino, llegamos al hotel. El viaje fue muy tranquilo y distendido, hablando de todo un poco y disfrutando de nuestra compañía, durante el camino comentamos las ganas que teníamos de pasar una velada tranquila y no dejamos de hacer todo tipo de comentarios morbosos y algo subidos de tono. Todo hacía presagiar un fin de semana especialmente caliente.
Hicimos chekin nos arreglamos un poco para bajar a cenar y Rosa se puso un vestido negro que dejaba muy claro que debajo de él había un cuerpazo absolutamente apetecible. El escote dejaba entrever sus dos preciosos pechos y era lo suficientemente corto como para acelerar el pulso con solo mirarla. No pude evitar besarla apasionadamente contra la pared de la habitación dejando que notase lo caliente que ya me había puesto solo por haberla visto vestida así, me preocupe de que notara lo dura que estaba mi polla y ella me sonrió de forma picarona. Fue en ese momento cuando recordé que entre mis preparativos había un juguete que había comprado especialmente para ella. La susurre al oído que tenía una sorpresa que la iba a encantar, la cogí de la mano y la senté en un sillón, la pedí que cerrara los ojos y que confiase en mí. No puso ningún reparo y cumplió mis órdenes al detalle. 
Un minuto después la había vendado los ojos y me acercaba a ella muy despacio, me arrodille delante de ella, abrí sus piernas muy suavemente, y cuál fue mi sorpresa al ver que no llevaba nada donde debería haber al menos un tanguita. Me acerque muy despacio y pude comprobar que sus labios estaban muy mojados, no pude evitar acercarme muy despacio y recorrer con la punta de mi lengua su rajita desde su agujerito hasta el clítoris recogiendo el néctar de su coño cálido y suave ummm… sus muslos se tensaron y mi rabo se puso definitivamente como una piedra. Sentí la necesidad de comerme aquel coño sin parar, pero por un instante recupere el control y continúe con mi plan. Me regale una pasada mas por su por su rajita y comencé a meter las bolas sin ningún problema, primero metí una, luego dos, tres y por último una cuarta, cuando termine me levante y como si no hubiera pasado nada le quite la venda, tendí la mano y le dije – hora de cenar cariño- ella me miro con cara de incredulidad y una sonrisa que me decía que entendía que el juego solo había hecho que empezar se levanto y respirando hondo salió de la habitación. 
El restaurante del hotel era muy pequeño, lo justo para atender a los huéspedes en varios turnos, pero parece que aquella noche todos habíamos decidido bajar a cenar en el mismo momento… nos dieron una mesa al fondo del salón, junto a un gran ventanal sobre el que golpeaba con rabia la lluvia. El tiempo animaba a quedarse cerca de la chimenea o entre las sabanas de la habitación.
Apenas llevábamos unos minutos sentados en la mesa,

cuando el camarero interrumpió nuestra conversación para preguntarnos si seriamos tan amable de compartir la mesa con otra pareja, al parecer había algún problema de espacio. Lo cierto es que nos quedamos un poco sorprendidos con la propuesta, pero tampoco supimos decir que no. 
Después de las inevitables presentaciones comentamos lo particular de la situación pero lo cierto es que desde el primer momento nos encontramos muy a gusto los cuatro y decidimos compartir un Muga, el vino empezó a cumplir su función y la conversación cada vez era más divertida y desinhibida.
En un momento de la cena recordé que tenía algo en el bolsillo para mi chica, metí la mano y gire un botoncito del pequeño mando que activaba la vibración de las bolitas que Rosa llevaba en el coñito. Comencé con una vibración muy suave, nada mas activarla la vibración Rosa dio un pequeño respingo en la silla y pude ver como un gesto de placer apareció en su cara, en ese momento hablaba con nuestra invitada y le costó disimular que su rajita estaba mojándose de nuevo, fui aumentando despacio la intensidad de la vibración y miraba como se mordía disimuladamente los labio, creo que de no haber parado hubiera sido capaz de correrse en la mesa…
La velada resulto muy agradable, cualquiera hubiera pensado que los cuatro nos conocíamos desde hacia tiempo. Teníamos la misma edad aproximadamente, Carlos era un tío más o menos de mi estatura y edad, con el pelo negro y unos rasgos muy marcados. Sara era algo menudita, también morena y con el pelo por el cuello. 
Lo cierto es que ya estábamos contentillos con el vino y después del café decidimos que era el momento de retirarnos. Carlos y Sara iban delante susurrándose al oído y riendo… fue entonces cuando nos comentaron si queríamos ver su habitación por aquello de que eran distintas. Se trataba de la suite Manhattan y la particularidad en este caso era una enorme bañera con hidromasaje.
Carlos nos propuso abrir un Prado Enea que habían traído, nos sentamos y la velada continúo con risas de algo maría y el placer del vino. 

El sillón era enorme en forma de U y con una mesita en el centro, Rosa se había quitado los tacones y estaba tumbada en el sillón y recostada sobre mi pecho. La conversación comenzó a tomar temperatura a cuenta de lo genial de echar un polvo en el jacuzzi o en el baño turco y envueltos en la tranquilidad el vino y la maría. Yo comencé a tocar a Rosa, fue un gesto casi inconsciente, pero cuando me di cuenta le acariciaba su pecho con toda la calma del mundo y lo mejor es que había conseguido poner duro su pezón y ahora jugaba con él con total normalidad. 
Sara y Carlos estaban sentados uno junto frente a nosotros, pero no parecían sorprendidos por lo que hacia mi mano, es mas parecía que no lo vieran. Entonces Sara empezó a acariciar el paquete de Carlos con toda tranquilidad, mientras este comentaba una anécdota picante de unas vacaciones anteriores. 
Era evidente que su paquete empezaba a aumentar de manera importante, Sara nos miró con una sonrisa picarona y muy despacio comenzó a sacar la que ya era una enorme polla del pantalón de Carlos, se agacho muy despacio y empezó a comérsela… 
sus labios recorrían muy lentamente su capullo, succionaba la punta de aquella enorme polla hasta hacerla desaparecer en su boca y la dejaba salir de nuevo húmeda y palpitante. Carlos enmudeció en un gemido y dejo caer su cabeza hacia atrás, ella sacó muy despacio la punta de su sexo de su boca y sin separase de ella nos dijo – la culpa de esto la tenéis vosotros! E inmediatamente continuo con la mamada! 
Yo estaba petrificado, y en un momento de conciencia, recordé lo que tenía en el coñito de mi chica y active la vibración de nuevo, ella curvó su espalda echando la cabeza hacia atrás y al tiempo que cerraba los ojos exhalo un gemido profundo -ooooh diooos!!!
Instintivamente deje caer mi mano hasta su coñito que chorreaba su flujo y pedía desesperadamente que le metiera mis deditos, su clítoris palpitaba hinchado y me pues a masajearlo con la yema del dedo a conciencia, ella se retorció de placer, se giro un poco sobre mí y saco mi polla muy despacio. Estaba tan dura que pensé que iba a estallar y empezó a comerme el rabo aplicándose a conciencia, lamiendo mi capullo y metiéndoselo después en la boca muy despacio para repetir el proceso de nuevo una y otra vez. 
Sara tenia el vestido por la cintura, tanto la parte de arriba como la de abajo y estaba sentada a horcajadas sobre la boca de Carlos que le comía el coño con un apetito voraz, ella se abría los labios de su coñito depilado con los dedos para facilitar la tarea de Carlos y sin dejar de mirar como yo seguía masturbando a Rosa, se inclinó hacia delante colocándose a cuatro patas pero sin dejar de restregar su rajita por la boca de Carlos y acercándose al coño de Rosa, empezó a sacar las bolas de su rajita y con una mezcla de excitación y placer susurro –¡esto es trampa!-
Carlos se coloco detrás de ella, la cogió por las caderas y comenzó a follarla a cuatro patas, a cada envestida Sara gemía, 


su sexo era perforado sin compasión por Carlos, su pelvis al golpear sus nalgas emitían ese sonido inconfundible que no dejanba lugar a dudas de lo hondo que esta perforando su coño y la hacían suplicar que no parase al tiempo que sus tetas se balanceaban al ritmo de cada envites… Yo no podía aguantar un segundo mas la “tortura” a la que me estaba sometiendo mi chica, o paraba o me corría en su boca… le conseguí quitar mi rabo de la boca y me coloque debajo de ella dejándola tumbada boca arriba sobre mí, comencé a llenar su coño con mi polla y mientras la penetraba desde atrás ella me presionaba con su culito y su coño presionaba mi sexo cada vez que salía de él en un intento desesperado de mantenerlo dentro y que se convertía en un perfecto y lujurioso ordeño. Noté que algo estaba rozando mi polla cuando salía de su coñito, levante la vista y vi a Sara lamiendo el clítoris de Rosa al mismo tiempo que yo la follaba oooh no lo podía creer!!! Ver a una tia comiéndose el coño de mi mujer pero sobre todo era una fantasía hecha realidad, pero la expresión de placer e incredulidad de Rosa me llevo al límite en una fracción de segundo.
El orgasmo recorrió mi cuerpo sin compasión, Rosa notó como mi leche inundaba su coño y estalló en un orgasmo brutal que me pareció eterno. Mi leche brota del coño de mi chica junto con sus flujos y Sara al notar semejante cascada de placer, comenzó a gritar todavía con el clítoris de Rosa en la boca y se fundieron en un solo orgasmo, mientras Rosa gritaba presionaba su cabeza contra su coño –me corrooo ooooh me corroooo no pares te lo suplico no pares- cuando Carlos saco su rabo del coño de Sara y derramo su leche por su espalda mientras gritaba de placer sin reprimir un gemido de placer, pensé que el tiempo se detenía… durante unos minutos nos quedamos en silencio inmóviles, saboreando las sensaciones, recuperando pulsaciones, aliento, cuatro cuerpos inertes, el olor a sexo… Sara levanto la mirada y le susurro a Rosa, me debes una comidita cariño…


por PACO01

miércoles, 31 de octubre de 2012

SORPRESA ORIENTAL


POR  WINDSHEAR

                                              SORPRESA ORIENTAL

 
Era un día de esos de perros, la lluvia castigaba las calles con un ritmo implacable… y mirando por la ventana se agradecía estar a salvo calentito en casa, pero como todo lo bueno iba a durar poco…
-Cari, necesito que me hagas un favor, baja a comprarme unas cosas que se me olvidaron ¡

-Pero….si has pasado todo el día de compras… ¿Cómo puede ser?

-Venga no seas perezoso…. ¡Que sabes que luego me portaré bien!

Se vistió de mala gana, con una lista que parecía la de los Reyes Godos… y deslizó torpemente sus pasos por una acera empapada, reflejo de lo que era ya su ropa….
Decidió acortar tiempo, y entró en aquella tienda que todos tenemos en la esquina de casa… Había pasado miles de veces pero nunca se había decidido…y justo hoy era el día perfecto (y no sabía hasta que punto)

Entró rápido y decidido…pero su cara tuvo que ser espejo de la sensación que le estaba recorriendo el cuerpo. Allí estaba ella, la dependienta, una oriental sacada casi de un tebeo pero real como el frio de la calle… de enormes ojos negros, piel blanca, pelo oscuro y sonrisa entre tímida y picara que hacia que a uno se le olvidara todo por un instante…


-    -Bu bu buenassss  
-     -¡Hola! ¿Se puede saber por qué has tardado   tanto?
-     -¿Perdón? ¿Me dices a mí?

Su sorpresa era mayúscula, esa chiquilla le sonreía al tiempo que iba dejando todo colocado para cerrar la tienda en lo que nuestro protagonista liquidara su lista… La empezó a leer extrañado y sonrió al ver lo último que estaba escrito…”ELLA”  y aun más extrañado cuando le dieron la bolsa con todo preparado…

-      Aquí esta todo lo de la lista, ya está pagado, cierro y nos vamos, pero, tendrás que llamarla antes…
Llamó con esa cara de tonto que se tiene cuando las cosas te superan, y su voz entre sensual y divertida le dijo una cosa…
¡Espera en el bar y no subas a casa hasta que te llame!
Y allí estaba el, en un bar pequeño, rodeado de desconocidos y pensando que estaba ocurriendo, porque sabía de sobra que no tenía ni el control ni el conocimiento de que demonios estaba sucediendo, pero en parte estaba acostumbrado a sus locuras, a sus misterios, así que decidió disfrutar del calor del café sin pensar mucho más…. Y un sonido familiar de un teléfono le arrebató de sus pensamientos
 ¡Sube!

Esa fue lo único que escuchó…y lo único que necesitaba para salir disparado hacia casa, ni ascensor…ni luz de escalera, sabía que lo que fuera que pasara iba a descubrirlo en breve, y no se equivocaba
Cerró la puerta de casa…y la oscuridad era total, salvo por un camino de velas que le invitaba a adentrarse por el pasillo…y terminaba en su comedor, en un circulo perfecto en el que dentro…estaba la dependienta, sentada en una silla…atada…y….¡desnuda!


Su cara nuevamente era un poema, un conflicto de ideas pero ninguna le sacaba de la duda…y cuando fue a pronunciar palabra, ella le susurro al oído…
-       -Disfrútala, es tu sorpresa….
       -¿pe pe pero?
      -¿Me vas a desobedecer?

La sonrisa de ella junto con la visión de la chica, le despejaron todas las dudas, se acercó a ella y desde detrás empezó a recorrer su cuello con sus labios…cerrando los ojos y perdiéndose en su aroma, notando como en cada roce la piel se llenaba de puntitos…un gemido tenue escapaba de la boca de ella… y entre gemidos…siguió besando y lamiendo delicadamente cada centímetro que pudo de piel…hasta que una voz le sacó de ese trance

- ¿Vas a seguir haciendo el lila toda la noche cariño? Te creía más decidido….aparta 

Ella al acercarse al circulo de velas…dejó ver que la ropa esa noche no era una invitada a la fiesta…estaba desnuda, esplendida en su desnudez, con ese brillo en la mirada que asustaba y excitaba a partes iguales…y en lo que el recomponía la situación en su cabeza…ella tomo el control (si es que no lo había tenido siempre) Se acercó a la silla, desató cuidadosamente a la chiquilla y la llevó de la mano hacia el sofá de casa, ella se sentó y solo con mirarse ellas sabían que querían ambas…y lo tuvieron…


Ella se acomodó, exponiendo un sexo palpitante, sediento y ahogado en su propia humedad…goteaba un néctar de lujuria que presagiaba lo que ocurriría, y nuestra dependienta no se hizo de rogar, de rodillas, con esa elegancia oriental que destilaba… atacó directamente sin dudar en la mitad de un clítoris ya erecto, rojo de pasión…el cual fue acariciado por una lengua inquieta pero experta…unas manos pequeñas acariciaban sus muslos mientras que devoraban un sexo que ya no goteaba, manaba cual Iguazú sin más limite que una pasión desbordada… mientras era comida, ella misma acariciaba sus pechos, generosos, con un pezón duro…y en un momento en el que el observaba la escena mitad excitado mitad incrédulo…captó sus miradas, ellas dos al unísono se giraron y simplemente le miraron…no hizo falta más, el entendió en ese preciso instante lo que debía hacer…




Ella seguía recostada, sintiendo como la lengua de la chica le quería penetrar, sintiendo un calor que la hacia perder la razón…y nuestra dependienta, había colocado su cuerpo estratégicamente anticipando lo que su mirada había transmitido y él había captado… y de un solo empujón … el la penetro sin mediar palabra…agarrado a esas caderas estrechas y suaves…entrando en ella a golpes bruscos pero con una dulzura extraña…mitad y mitad, donde se encierran las mejores sensaciones… y en esa estaban los tres…una en el sofá presa de una boca extraña que la estaba haciendo volar…una dependienta a cuatro patas…comiendo y siendo follada por un extrañado y obediente  muchacho…que aun sin entender nunca se negó…


El tiempo había dejado de tener sentido, y en esa sensación él se sorprendió temblando, con ese preámbulo a la explosión de un orgasmo….y fue entonces cuando esa chiquilla arrodillada lo sintió…que paró su boca y se hizo a un lado…sonrió al muchacho…y mirándole a los ojos empezó a masturbarle…lenta y pausadamente, con esas manos pequeñas, hábiles y delicadas… que le estaban volviendo loco…y entonces lo supo, no era más que una victima, de dos mentes cómplices…
Continuaba la masturbación cuando advirtió que la otra mano de la muchacha...se dedicaba a su pareja, estaba masturbándolos a los dos, dulcemente, sintiendo cada movimiento de ambos, controlando cada sensación, cada gesto…hasta que comprendió que era el momento…






Se colocó en la espalda de él, y con un último movimiento violento….hizo que explotara en un brutal orgasmo, derramando su fruto encima de ella…al tiempo que se retorcía en temblores incontrolables…presa de otro orgasmo que no hizo sino que empapar mas si cabe aquel sofá, mezcla de fluidos y pasiones como nunca había vivido…









Se sentaron juntos…cuando pudieron retomar el control de sus cuerpos…viendo como la chiquilla sonriendo, se vestía y marchaba…como habían acordado entre ellas… y así permanecieron  un rato que no supieron cuantificar…hasta que ella…mirándole coqueta y traviesa se arrancó a preguntar



-Cari… ¿Bajas a comprar unas cosas?-



-No cariño no!!, en eso no es  precisamente en lo  que estaba pensando ..... ven,  busca "tu" hueco, que  quiero disfrutar de ti.

lunes, 18 de junio de 2012

ATOCHA...¡DESESPERADAMENTE! por LATIGO


ATOCHA... ¡DESESPERADAMENTE!

        Llevaba ya casi tres horas de viaje. En la pantalla de aquel vagón proyectaban un documental sobre el fondo marino: bellísimas imágenes de corales y peces de infinitos colores y formas alegraron su retina... aunque su mente estaba aún más lejos... más allá de los peces payaso con sus anémonas, de los taciturnos viajeros de los asientos vecinos, de las mamparas del coche seis de aquel ferrocarril de alta velocidad. Su mente volaba muy por delante de aquel convoy hacia una ciudad que hervía de actividad... hasta una estación origen,  destino y travesía de miles y miles de almas, que esperaban un tren,  una nueva vida, ¡tal vez a otras almas!.

¡ATOCHA...!

A él le importaba especialmente una de ellas, que imaginaba esperándole con nerviosismo en una parte muy concreta de aquel nudo gordiano de vidas e historias.



Recordaba cómo se habían encontrado. Cómo -casi un año atrás- navegando en ese foro de temática sexual, contactaron en una sesión de chat y se atrajeron sin conocerse; ¡prácticamente al instante!. Tras algunos avatares de la vida, pudieron por fin tratarse fuera de aquel frío mundo virtual y, lejos de desengañarse uno del otro la afinidad creció. ¡Existía una indudable química!.

No lo sabían entonces pero, antes que sus cuerpos, que sus pieles, que su olor, habían sido sus mentes las que se habían atrapado la una a la otra. Cuando esto sucede, si se lleva esa atracción al plano de lo real y se pasa la prueba de ponerle a ese otro ser al que ya deseas -al que puede que incluso ya ames- una cara, una apariencia, una voz, el enganche puede ser muy fuerte.

En su caso lo fue.

Descubrieron con incredulidad pero con infinita alegría y placer, que ambos tenían un sentido de la sexualidad muy afín. Gustaban de las emociones intensas, de un sexo muy... “duro”, de los ambientes raros... a veces opresivos... incluso sucios y sórdidos. De juegos de dominación y de poder...

Sin embargo, se querían tiernamente como dos novios a la antigua. ¡Ya se sabe: mejores o peores, menor o mayormente avenidos... tipos de amantes los hay a millones... y sólo ellos se entienden y entienden sus cosas!.

Sólo existía una pega a tan conveniente relación para los dos: no podían gozar de la libertad de amarse tan intensamente como deseaban. No eran libres. Otras almas estaban por medio, ligadas a ambos, y también eran queridas por ellos... o por lo menos existía un respeto y un cariño... o la simple y loable intención de no dañar. ¡Así es la vida! ¡A veces te da lo que deseas con toda tu alma... pero cuando ya no puede ser... y no existe remedio!

Pablo salió del vehículo cuando éste se detuvo. No llevaba equipaje, así que caminó con prisa por el andén lleno de gente como salmones a contracorriente. Sus pies tenían alas. Deseaba encontrarse con su pareja amada. La tenía grabada en la mente como una marca al fuego. Recordaba su voz a través del teléfono unos días atrás, prometiéndole placeres difíciles de alcanzar, mientras se amaban uno al otro con la palabra.  ¡Difíciles, sí!... por la gran lejanía que mediaba entre ellos, y por lo atado de sus existencias. Sólo podían permitirse encuentros muy planeados y esporádicos que aguardaban como esperan las flores agua de mayo; que solían sublimarse en intensas explosiones de pasión, de unos pocos días... incluso un fin de semana. Sin embargo Pablo, aquella vez deseó tanto a su otra mitad... la echó tanto de menos, la deseó de tal manera que le ordenó lo siguiente y a la desesperada...

-Espérame cerca de las taquillas de billetes de la estación de cercanías de Atocha, pasado mañana, cuando llegue el tren que separa mi provincia de Madrid. ¡Sólo sale uno, así que no hay confusión posible! ¡Y ahora... escucha!

A continuación Pablo especificó una serie de mandatos y condiciones que, al otro lado del auricular  fueron anotadas y acatadas sin rechistar, además de ser recibidas con mucha alegría. ¡Y por fin, había llegado el momento!. Él estaba allí, llegando al punto de encuentro.

Pablo miró impaciente -y algo intranquilo- alrededor... y no tardó en encontrarle, sentado en un banco de la estación. Iba con un traje de corte moderno, ajustado... de ejecutivo, pero algo afeminado. Ocultaba sus hermosos ojos color miel con grandes gafas de sol, bajo un elegante sombrero masculino. Se sentaba con cierta pícara gracia femenina para ser un muchacho, cruzando las piernas como lo hacen las divas. Sus zapatos de hombre brillaron pulcros.

El otro, por su parte, no tardó en reconocer a Pablo entre la multitud y le miró, bajando con picardía sus gafas, por encima de ellas. Sus ojos brillaban febriles. Decían: “te deseo, con toda mi alma”. Decían “¡hagámoslo!”. El muchacho separó las piernas dándole a entender al recién llegado que aquello que guardaba bajo sus ajustados pantalones de corte a la inglesa, era suyo, así como el resto de su enfebrecido cuerpo.


Pablo le dirigió un imperceptible movimiento de cabeza indicándole a su efebo que le siguiera. ¡Tenía algo para él..., y ese algo cada vez estaba más duro!.

Ambos se dirigieron hacia  los servicios de la bulliciosa estación. Pablo resueltamente... y a unos diez metros seguido del elegante y guapo muchacho, que despertaba no pocas miradas de admiración a su paso entre las viajeras más jóvenes. Por fin el sujeto entró y se colocó delante de uno de los urinarios. Bajó la cremallera y sacó el sexo semi-excitado. Su seguidor se situó en el urinario de al lado y le miró a través de espejo. Su pene debía ser muy pequeño ya que no asomó de su bragueta más que un chorro dorado que Pablo miró encantado.

                                                                                                             

Un tipo que estaba dos posiciones más allá y que no se perdió detalle de la escena desde que ambos amantes entraran en los baños, meneó la cabeza con incredulidad, pesar y asco. Sacudió su hombría, la guardó y saliendo del WC exclamó para ser oído...

-¡Asco de maricones...! ¡Joder!

Los amantes volvieron a mirarse a través del espejo y se rieron divertidos. Pablo estaba contento y excitado. Su efebo había cumplido a la perfección con las instrucciones. ¡Seguramente debía llevar gran parte de la mañana aguantando las ganas para ofrecerle aquel espectáculo!

¡Una mirada de inteligencia y Pablo se introdujo en uno de los excusados!. Su acompañante no tardó en entrar tras él, en cuanto estuvo seguro de que estaba sólo en el lugar. Un olor acre a orín le recibió al abrir la portezuela de la encharcada letrina. Su adorado Pablo le aguardaba sobando su ya abultada y deseada poya. ¡Cómo anhelaba el chaval aquella buena verga! ¡Tanto... que sucumbió al impulso de introducirla en su boca y succionar con fuerza, arrancando un gemido de su hombre.. que no hizo nada por detener aquel arrebato!. El chico la babeó, la masturbó y la chupó con todas sus ganas.

Basta...Y a sabes  lo que quiero de ti... ¡y de momento no es tu boca...!



Los juveniles y grandes ojos color miel se clavaron en las masculinas pupilas marrones del viajero... y una sonrisa perversa de complacencia se dibujó en sus carnosos labios. ¡Sí! ¡Sabía lo que su adorado deseaba desde el mismo momento en que se lo ordenó por el móvil dos noches atrás... y se lo iba a dar gustosamente! ¡Vaya si se lo iba a dar...!

Del bolsillo de aquella chaqueta “a lo british gentleman” salió un pequeño tarrito con un lubricante especial para lo que tenían en mente. Se mojó los dedos en aquella sustancia viscosa y perfumada y los untó en la entrada de su ano sin dejar de mirar a su embelesado compañero con infinita lujuria.


-¿Es esto lo que quieres...? –preguntó con intención en un tono muy afinado y suave, que podía haber pasado por una voz grave de chica. -¿Quieres mi dulce culito..., machote? ¿Quieres mi agujerito... cabrón? ¿Eh?

La respuesta a la provocación por parte de Pablo fue sujetar al joven por los brazos y, casi levantarlo en vilo... cosa que no le resultó difícil pues no era muy alto comparado con aquel tipo de complexión fuerte. Sorprendido pero encantado a la vez, el chico fue empujado contra la pared saturada de pintadas obscenas y filosofías de urinario. Con la mano tapándole la boca apenas pudo sofocar un grito cuando sintió como el generoso poyón de su amado se abrió paso sin contemplaciones entre sus preciosas, sus blancas... suaves, redondeadas nalgas. Se sintió como si lo hubiesen empalado... sucio, dominado... abierto como un libro deseoso de mostrar todos sus secretos...

Con su cara aplastada contra el frío muro, sintió como el duro miembro viril comenzaba a bombear inmisericorde como si se tratase de un diabólico pistón... provocándole  dolor... pero a la vez un placer físico y mental difícil de entender por aquellos que tan sólo gozaban del sexo de la manera tan convencional que lo hace la mayoría. Al cabo del rato ya la mano que tapaba su boca, lejos de hacerlo, introducía sus dedos en ella. Sus ojos se encontraron con una pintada a bolígrafo en la que, acompañando a una larga verga dibujada con cierto arte, podía leerse...

“A mí me follaron aquí...”

¡JA... tenía gracia!. 



Se arqueó cuanto pudo  para recibirle bien. Su culo se proyectó hacia atrás aún más, ¡glotón!... deseando abrirse como una puerta para su chulo. ¡Sabía que, con el calentón, tal vez Pablo terminaría por correrse pronto... y necesitaba disfrutar de cada segundo de su posesión! ¡Se sentía tan suyo... tan... dominado! ¡Era feliz... aunque no llegase al orgasmo, tan sólo sabiendo que su amado experimentaría pronto uno arrasador...! ¡Y todavía fue más feliz cuando sintió como la otra mano de su partenaire -la que no le silenciaba- se preocupaba de darle también a algo de placer extra acariciando su necesitado sexo... manipulando entre sus preciosas y tersas piernas! ¡Con suerte, alcanzarían los dos la ansiada cumbre del placer más o menos a la vez



Los suspiros de ambos comenzaron a ser peligrosamente altos cuando el pistón terminó por estallar con un difícilmente contenido suspiro-berrido animal emitido al oído del encantado joven. Sintió el cambio de la viscosidad en la delicada piel de su ano... ¡su amado Pablo se había corrido como una bestia y él...AAAAAHHHH... no tardó demasiado en hacerlo, entre espasmos de puro gozo que recorrieron desde su pubis hasta su rabadilla!

Tras ese húmedo estallido, con los pantalones bajados, quedaron enganchados los dos un rato sintiéndose uno... hasta que la erección bajó y llegó la vergüenza del pecado original... ¡había que vestirse y salir de allí antes de que viniese el ángel con la espada vengadora, vestido de guardia de seguridad... para expulsarles de su sucio, maloliente y angosto... pero dulcísimo y deseado  paraíso.

Habida cuenta el escaso espacio y las prisas, se vistieron como pudieron. El joven salió deprisa y con decisión. Había gente en los baños que le miraron con reproche. Parece que los suspiros al fin habían subido demasiado de volumen.
¡Ja...!. Pablo salió detrás, azorado, pero siguiéndolo como un gato en celo. Con una sonrisa de triunfo el muchacho se lo imaginó detrás de él como un perrillo faldero y, andando como anda una modelo por la pasarela, guardó sus gafas en el bolsillo de su chaqueta. ¡Le daría un último regalo además del placer que ya le había proporcionado...!

Su femenina mano tiró hacia arriba del sombrero y una morena, larga y lacia melena se desenredó tras un característico movimiento de cabeza, cayendo como una manta por sus hombros. Sin dejar de caminar, la otra mano desabrochó el traje... y sacando su camisa del cinturón se introdujo bajo la fina tela para tirar hacia abajo de un ajustadísimo y fuerte top sin tirantas, que apretaban, disimulándolos, unos senos pequeños pero turgentes y deseables, de excitadísimos pezones puntiagudos.

Bajo la camisa sus deliciosas tetas, respiraron por fin... ¡uuuufff!



Una mirada de reojo invitando a su presa a seguirla. Si lo hacía, ambos acabarían en la habitación de una pensión cercana, en el cubil que ella le tenía reservado. Ahora era Betty la que tenía el control del juego... y se moría de ganas de que aquel bastardo le comiera el coño a conciencia... ¡le iba a dar para el pelo!

Betty sabía que en poco tiempo Pablo tendría que tomar el tren nuevamente para estar en su casa a las 10 de la noche de ese mismo día... 400 km al sur de Madrid y poderle contar a su aburrida mujer cómo la chapuza de albañilería que le había surgido le había entretenido más de la cuenta, pero que estaba por fin acabada.

Así era su relación... pero ella no le exigía más. ¡Le amaba tanto que con eso le bastaba! Y sabía que a su vez era tan amada por él, que éste jamás le pediría explicaciones de sus otras andanzas, de las otras manos que acariciaban su precioso cuerpo... de las otras poyas que le daban placer... de los otras chicas que  besaban su piel cuando se terciaba.

Ambos eran libres y conscientes de su afortunada libertad. Ambos eran transgresores... ambos desafortunadamente afortunados, ambos... a costa de no pertenecerse, se pertenecían desesperadamente.

¡Desesperadamente!