jueves, 10 de noviembre de 2011

LAS LLAMAS DE LA PASION

Llega el frío invierno y la chimenea me hace compañía en las frías mañanas junto con una humeante taza de chocolate caliente.
Recibí su llamada a primera hora, y mientras su dulce voz terminaba de despertarme, las llamas del fuego me acompañaban y me recordaban el calor de sus ojos cuando se clavaban en los míos.
En cinco minutos estoy en tu casa, vete preparándome el chocolate que en la calle hace frío. Dicho y hecho. En menos de lo acordado  el timbre de casa estaba sonando y el chocolate aún no estaba en la taza.
Ella, con paso firme y sensual se encaminó hacia el salón  donde la tenue luz que en él había, resaltaba más su silueta  con las llamas de la chimenea al fondo.
Continué preparando aquella taza de chocolate caliente, mientras a distancia seguíamos hablando y entre sonrisa y sonrisa entré por la puerta del salón.
El fuego se reflejaba en sus chispeantes ojos, mientras ella con su cuerpo desnudo, permanecía inmóvil con una gran sonrisa sentada en un cojín delante de la chimenea.
Ante ésta situación inesperada sólo acerté a decir: el chocolate está preparado.
Con paso titubeante, me acerqué a ella y me senté a su lado. Comenzó a tomarse el chocolate y una gota se derramó sobre su mejilla. Me acerqué a limpiarla y sin mediar palabra me sujetó la mano firmemente y se introdujo el dedo en la boca jugando con su lengua en círculos sobre el dedo aún pringoso.
A continuación cogió la taza y después de comprobar que la temperatura del chocolate era la adecuada, comenzó a beberlo de tal forma, que  comenzó a desbordarse de su boca y a deslizarse por su cara, cuello y pecho como si de un río de lava se tratara.
Sin poder contenerme, comencé a deslizar mi boca desde la parte más baja de su cuerpo hacia arriba, más que intentando no desperdiciar el chocolate, deleitándome con la suavidad y la dulzura de aquel cuerpo de mujer.
Al pasar a la altura de su pecho, no me importó detenerme en aprovechar para recorrer ambos con un lento movimiento circular mientras mi mano acariciaba al otro al que mi boca no podía complacer en ese momento.
Ella echando la cabeza hacia atrás no dudo en cerrar los ojos, y con un ligero jadeo, disfrutar de todo lo que allí estaba pasando. Mientras, sin perder ni un segundo más seguí intentando  que aquel chocolate no se derramara más allá del cuerpo de aquella excitante mujer.
Al llegar a su cuello, me acerqué al oído para susurrarle que aquella, era la mejor manera de tomar chocolate que había tenido la oportunidad de disfrutar, que ardía en deseos de seguir recorriéndola, tocándola, sintiéndola…….
Entonces, mirándome a los ojos, pude ver las llamas de la chimenea reflejadas en sus ojos, su deseo, su pasión…….y sin dudarlo, tras quitarme la camiseta, comencé a  beber chocolate de la misma manera en la que ella lo había hecho minutos atrás….
Entonces, ella con sus dulces manos, me empezó a acariciar mientras repetía la casi imposible hazaña de no dejar que ni una sola gota de chocolate llegar a alcanzar el suelo.
Recorrió cada parte de mi, lamió todo lo que tenía chocolate y lo que no, y en un momento que se me hizo corto aunque no lo fuera, se acercó a mi oído para susurrarme:” te deseo”.
Me desnudé la parte de mi cuerpo que aún quedaba con ropa, y entonces mi miembro quedó al descubierto mostrando una erección acorde con el momento de excitación que estaba teniendo.
Ella se acercó a mi, y de una manera lenta y suave como solo ella sabe hacer, de deleitó en hacerme enloquecer por un instante.
Tras esto, acercándome de nuevo a su piel,  Volví a rememorar los instantes anteriores, recorriéndola de nuevo desde su cuello hasta terminar dándome un paseo por el interior de sus muslos donde pude observar el avanzado estado de excitación en el que se encontraba.
De uno a otro, no pude reprimir el impulso de recorrer su sexo de un único pero  intenso lametón desde la parte baja, hasta detenerme en su clítoris.
Un suspiro, me indicó que era el camino que debía tomar., con lo que sin dudarlo, continué deleitándome con aquella maravillosa mujer.
Tras esto, derramando los últimos posos del chocolate, rocé mi pecho contra el suyo mientras nuestras lenguas se enredaban en unos apasionados besos….
Noté como con su mano colocaba mi miembro en la entrada de su húmedo sexo, y si apenas encontrar oposición alguna, comencé a deslizarme en su interior.
Las llamas de la chimenea se reflejaban en sus ojos, y supongo que lo hacían en los míos porque no podíamos parar de mirarnos mientras los dos éramos uno solo.
Tras un largo instante de sentimientos a flor de piel, los dos juntos llegamos al esperado momento, y dormimos abrazados el resto de la mañana, donde las llamas de fuego dejaron paso a las llamas de la pasión……..


MorganM

5 comentarios:

reinamora dijo...

Gracias MorganM por compartir este relato.
Un beso!

Rachel dijo...

Los momentos pueden ser únicos y especiales pero el sentir tus manos, tu lengua, tus susurros, ufffffff, uffffffff, ufffffffff

Unknown dijo...

Precioso Morgan.... gracias por compartirlo.....
por cierto.... Te queda mas de ese chocolate....??????? .... mil besos

reinamora dijo...

Un momentooooo!
pero Morgan fue uno de los bombones?..

Anónimo dijo...

Nooo, pero es un bombón y le encanta el chocolate.

Utópica