martes, 14 de febrero de 2012

RELATO III.- A LA CARTA

La noche anterior había quedado con un desconocido. Sólo me dio una instrucción: “Entra en esa taberna y pide algo. No me busques. Seré  yo quien te observe”.
Al día siguiente no recibí ninguna noticia más, así que estuve relajada y no pensé mucho  en la cita. Estaba convencida de que en el último momento me llegaría la típica excusa de que no puedo ir o cualquier cosa similar.
Una novata en este morboso mundo creía no tener mucho aliciente para alguien experimentado y que prácticamente pasaba de mi.
Así que, una hora antes de la hora fijada me levanté con desgana y me dispuse a arreglarme.
Una ducha rápida… revisar mi depilación… “venga, si estás estupenda”… me decía frente al espejo.  Estas tetas que te acompañan y este culo desarman a cualquiera me decía sonriéndome al ver mi silueta.
Me vestí con una falda larga… en mis fantasías jugaba con la ropa y esta prenda podía dar mucho juego en el baño de la taberna… Si,  mi mente volaba y deseaba ser empujada al baño y que me levantase la falda y me clavase su polla erecta hasta el fondo sin mediar palabra… miles de imágenes me acompañaban según me iba vistiendo: Un top ajustado sin sujetador, un mini culote de seda… poco a poco iba entrando en ese juego que sin querer se estaba dando sólo en mi mente. No necesitaba de sus señales ni de sus mensajes para follármela minuto a minuto.
Salí tarde de casa, así que tomé un taxi y le dije que volase hasta el lugar.
Debía, tener una sonrisa especial o mi cuerpo emanaba algo relacionado con  mis pensamientos porque según abrí la puerta el taxista recorrió de arriba abajo mi cuerpo como si le atrajese enormemente.
Por dentro me sentí genial y mi mente se sonreía mientras que mi cuerpo se excitaba y recorría un gustito por mi vientre y mi sexo. El taxista empezó una conversación absurda y con la voz nerviosa y temblorosa pero apenas le presté atención, iba esperando el momento del encuentro y no me interesaba nada más.
Llegué al lugar. En mi cabeza se fijaba esa imagen de estar en la barra y de que se acercase por detrás y me susurrase al oído algo excitante mientras apretaba su polla contra mi culo y… mientras descendía del coche sonó el teléfono.

Era él… escuchaba su voz por primera vez. Una voz varonil, divertida, cariñosa… escuché que me decía: “Te espero en Saten. No tardes.”
Ya estaba todo en marcha.
Tomé otro taxi. Como si adivinase mis pasos, cuando estaba llegando allí volvió a sonar el teléfono: “Entra te espero en el cuarto oscuro.”
Uffff!!! Los nervios ahora si estaban presentes. En mi cabeza me decía: “Yo en un cuarto oscuro? No puedo, no me siento capaz”. Respiré hondo, moví la melena al viento para sentirme femenina y segura y entré.
Dejé mi abrigo y pregunté por el baño. Quería saber si estaba todo bien y hacer pis para quitarme los nervios. Comprobé que estaba muy mojada por lo que pase a lavarme antes de volver a subir. Al quitarme el culote me pareció interesante no volver a ponérmelo y me sonreí. Me gustaba que mi mente volase y se abriese sin pudor ni miedo.
Deje las bragas en el bolsillo de mi abrigo y entré en aquel cuarto oscuro. No veía nada, nada de nada. Sabía que había gente porque les sentía pero mis sentidos sólo estaban pendientes de localizarle.
Se acercó por detrás y me susurro al oído: “Quieres sentir como recorren tu cuerpo?”
Lo tenía claro y mi respuesta fue un SI.
Me empujó suavemente hasta el fondo donde había unas barras y me dio la vuelta. Le tenía cara a cara pero no le veía, sólo sentía su respiración y sus manos como levantaban mi falda desde las caderas, mientras besaba mi boca, mi cuello. Tocó mi sexo y dijo: “Ummm!!! Estás mojada, muy mojada. Me gusta.”
Uffff! Aquello me pareció sublime y excitante. Cuando comenzaba a disfrutarlo y acostumbrarme a ello, noté unas manos tras las barras que me acariciaban la cintura y el vientre.
Él le ordenó: “Tócale el pecho suavemente. No le hagas daño. No dejes de acariciarla”.
Seguidamente se dirigió a mi: “Si hay algo que no te guste o te moleste, dímelo. Nadie va a hacerte daño y pídeme lo que quieras.”
Esa orden me hizo sentir segura y cuidada, y no sólo eso, me di cuenta de que la reina era yo. Sin pensarlo me relajé y me dejé hacer por esos dos hombres.


Sentía una polla grande y dura en mi culo que me excitaba y me hacía perder el control, quería sentirla más cerca, liberé mis manos y la busqué tras mi espalda, mientras mi desconocido bajaba y tomaba mi sexo como el más rico de los manjares. Saboreándolo, deleitándose… Mis sentidos se disparaban y sólo deseaba que me hiciesen sentir el mayor de los placeres.
Aprovechando que mi desconocido se apartaba, bajé para buscar su polla y meterla en mi boca, quería saborearle.
Estaba jugando con ella entre mis labios y mi lengua cuando sentí la otra polla a mi derecha. Les acerqué y las metí a las dos en mi boca. Juntas. Cabeza con cabeza, mientras mi boca las succionaba y mi lengua las lamía con ganas.
Nunca había tenido dos pollas a la vez y eso me excitaba y sorprendentemente me encantaba. Me esta descubriendo y eso me fascinaba.
Mi desconocido se retiró supongo que para observar lo bien que lo estaba pasando. Se acercó otra polla, porque ver no veía nada, sólo pollas.
Una polla grande y gruesa, muy gruesa, imposible meter esa en la boca con la otra.
Así que mientras en la mano derecha tenía la polla larga de ese segundo hombre, en la boca tenía la tercera.
Se acercó mi desconocido y le tomé la suya con la mano que me quedaba libre.
Tres pollas para mí… uffff, no pensaba, sólo deseaba jugar con ellas, comerlas, lamerlas, tocarlas y compararlas… tres pollas diferentes y a cual más apetitosa y las tres frente a mi. Duras, durísimas… que gran regalo.

No se el tiempo que transcurrió a mi me parecieron escasos minutos. Mi desconocido me puso de pie y me apretó contra las barras que se clavaban en mi espalda mientras el primer chico me levantaba la falda por detrás y acercaba su polla a mi culo. Ummmm!!!! Que excitación, no podía más y me iba a correr sin esperar más.
Mi desconocido metió su polla entre mis piernas, levanté mi top para que pudiesen tocar mis pechos libremente y me sujeté a las barras con los brazos hacía arriba estirados para dejar mi cuerpo a merced de esos hombres que lo recorrían y lo excitaban con sus manos, con sus bocas, con sus pollas… Sentir el placer del anonimato, el poder sacar toda mi sexualidad y mis deseos en libertad me estaban invadiendo y proporcionando tantas sensaciones inimaginables que me estaba abandonando a un mundo de placeres insospechados que me estaba encantando descubrir… en ese momento sentí que me penetraba hasta al fondo de una sola embestida, mientras los otros me elevaban,  me acariciaban,  pellizcaban mis pezones que agradecían ser tocados… aquello era el final, mi cuerpo se movía descontrolado, jadeante y caliente cuando una polla se acercó a mi culo… aaaaaaaaaahhhhhh!!!!  Estallé de placer entre el sonido de los jadeos, mis movimientos convulsos, sus alientos sobre mi cuerpo, sus fluidos en mi y placer, mucho placer…
No se como estaban los demás ni me importaba. Sólo estaba inmersa en mis sensaciones, en lo que yo había sentido. Mi desconocido tomo mi mano y me sacó fuera.
Me encontré ante una hermosa sonrisa y unos ojos amables… sólo pude susurrarle… GRACIAS!!!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La autora ha conseguido lo que se pretende, excitar a sus lectores, así pues merece el elogio; ¿quién fuera el amigo invisible que solo al final sale de su anonimato? ¡¡qué envidia!! Un besazo y la enhorabuena para la autora y otro para las jefas del blog, todas, la primera y las segundas, lo merecéis.
Don Quijote

Utópica dijo...

Sin duda, excitante relato.
Excitante y valiente.
¿Que tendrán esos cuartos oscuros que nos hacen perder el control no?
Un beso Hiper, gracias y enhorabuena.

Danis dijo...

Sin duda un gran relato, muy bien desarrollado y escrito, muy excitante.
Un aplauso para Hiper.
Un besazo.

Anónimo dijo...

Impresionante....he estado en ése cuarto contigo...
Besos!